En Juan Guzmán no pueden ponerse “ni un zapato nuevo”
Las calles de Juan Guzmán, no son calles. Son veredas, abiertas por el paso de los lugareños, que desaparecen una vez llega la temporada de lluvias. Una cañada y una laguna, que se formó a partir del agua estancada, mantienen en amenaza constante a los residentes de este sector de Manoguayabo, que ven inundarse sus débiles ranchos, hechos de madera y zinc…
Julio Ramírez es padre de siete hijos, y vende catibías- empanadas de yuca- en un triciclo, pero lleva varios días sin poder trabajar porque el fango, producto de las lluvias provocadas por una onda tropical, le impide salir en su medio de transporte.
Relata que el jueves tuvo que abandonar su casa porque el agua que desbordó la cañada del lugar penetró a la vivienda. Tres de sus hijos tuvieron que refugiarse fuera de la zona en casa de un familiar.
“Había unos cuantos años que corríamos mucho. Siempre cuando el agua nos ataca tenemos que correr duro”, narra con preocupación Ramírez, quien ha tenido que zanjar la tierra para crear pequeños canales alrededor de su casa, y evitar que el agua de los pozos adyacentes cubra sus ajuares.
En su primer boletín sobre el sistema de baja presión que incidió sobre el territorio nacional la semana pasada, el Centro de Operaciones de Emergencia (COE) informó que fueron evacuadas 62 familias de Juan Guzmán, de las cuales 108 personas se enviaron a casas de familiares y amigos como medida preventiva, debido al crecimiento de la cañada. Uno de los desplazados, Francisco Alberto, quien vive junto a sus tres hijos, entiende necesaria una intervención del Gobierno en este barrio de Santo Domingo Oeste, y afirma que hasta las ambulancias del 9-1-1 tienen dificultad para acceder al lugar. “No podemos tener un zapato nuevo, porque esto desde que llueve mire como se pone”.
Había unos cuantos años que corríamos mucho. Siempre cuando el agua nos ataca tenemos que correr duro”
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