“Perro Loco”, el general que tendrá el Pentágono a su cargo
Esta fotografía de archivo del 5 de marzo de 2013 muestra al general James Mattis, jefe del Comando Central de Estados Unidos, mientras da su testimonio en el Capitolio, en Washington.
WASHINGTON. El general retirado James Mattis comandó las primeras tropas que invadieron Afganistán en 2001 e Irak en 2003, le conocen con el apodo de “Perro Loco”, cree que Irán es la principal amenaza para Oriente Medio y es el elegido por el presidente electo, Donald Trump, para hacerse cargo del Pentágono…
Según el magnate republicano, Mattis es lo más parecido que existe al general George Patton, que lideró el avance estadounidense por Francia y después Alemania tras el desembarco de Normandía en la Segunda Guerra Mundial, y que la épica película “Patton” (1970) coronó como héroe.
Mattis nació hace 66 años en el estado de Washington y con apenas 18 se enroló al Cuerpo de Marines, estudió Historia y dirigió sus primeras tropas en combate durante la Operación Tormenta del Desierto.
Fueron, sin embargo, los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington lo que catapultó su carrera militar, ya que fue uno de los primeros hombres en armas en poner el pie en Afganistán como el comandante de las fuerzas de vanguardia de la Infantería de Marina que invadieron ese país.
De Afganistán dio el salto a Irak como comandante de la Primera División de la Infantería de Marina que llegó a Bagdad para derrocar al entonces presidente, Sadam Husein, y en 2004 lideró la toma de Faluya, bastión de la insurgencia suní.
Célebre en combate, Mattis se dio a conocer por unos polémicos comentarios tras su paso por esas guerras: “Uno va a Afganistán y se encuentra con tipos que han andado abofeteando a las mujeres durante cinco años porque no usan un velo”.
“Tú sabes, tipos que han perdido toda la hombría. Y sí, es muy divertido dispararles. De hecho, es muy divertido combatir, es tremendo”, dijo entonces “Perro Loco”.
En 2007 fue promocionado como general de cuatro estrellas a la comandancia del desaparecido Mando de Fuerzas Conjuntas, y en 2010 alcanzó la cúspide de su carrera militar al ser nombrado jefe del Mando Central, encargado de las operaciones en Oriente Medio, en reemplazo del general David Petraeus, nuevo director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).
Como jefe del Mando Central, “Perro Loco” dedicó gran parte de sus esfuerzos a Irán, país al que ve como principal amenaza para la estabilidad de la región, por encima de organizaciones terroristas como el Estado Islámico (EI) o Al Qaeda.
“Considero al EI como una excusa para Irán para continuar causando daño. Irán no es un enemigo del EI. Tienen mucho que ganar de la agitación que crea el EI en la región”, dijo Mattis recientemente, al considerar que la república islámica “ha tenido un comportamiento consistente desde 1979 que no muestra síntomas de cambio”.
Fue precisamente esa obstinación con Irán lo que presuntamente le costó el puesto en 2013, cuando fue forzado a retirarse por tensiones con la Administración del presidente, Barack Obama, aunque en la actualidad respalda el acuerdo nuclear.
Una vez retirado, Mattis declaró ante el Congreso que la estrategia de Obama de salir de la región había contribuido al empoderamiento del extremismo, unas opiniones que llamaron la atención del presidente electo Trump.
Es partidario de una solución con dos estados para resolver el conflicto entre Israel y Palestina, ya que considera que las políticas del primero debilita la posición de Estados Unidos frente a sus aliados árabes.
Mattis será el primer militar de carrera en ocupar el cargo de secretario de Defensa desde 1951, cuando lo fue el general George Marshall bajo la presidencia de Harry Truman.
Sin embargo, antes de que eso suceda “Perro Loco” necesitará que el Congreso le conceda una excepción para esquivar la ley que exige que pasen siente años entre colgar el uniforme y acceder a la jefatura del Pentágono.
Además de “Perro Loco”, a Mattis también se le conoce como “monje guerrero”, un apodo acorde con su afición a la lectura cultivada con los 7.000 ejemplares que posee en su biblioteca. “Gracias a mi lectura, nunca me he visto atrapado en ninguna situación. No me da todas las respuestas, pero ilumina lo que a menudo es un oscuro camino por delante”, manifestó en 2003, en plenas campañas en Afganistán e Irak.
Albert Traver
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